lunes, 22 de agosto de 2011

La chica de la Pintura

       Alberto era un gran pintor egresado de la escuela de artes plásticas, terminó la carrera como el mejor alumno de la promoción, con altas notas y reconocimientos por parte de todos sus profesores, entre sus obras había hermosos paisajes naturales en los que plasmada de una manera asombrosa la belleza del lugar, retratos de personas con una precisión que incluso Da Vinci envidiaría, lo que destacaba cuando de cuadros propios se trataba, que incluso se convirtió en su firma personal era el hecho de que en todos aparecían mujeres muertas de forma sádica, dichas eran mujeres hermosas lo cual resaltaba dentro de sus cuadros. Durante una rueda de prensa un periodista tuvo la osadía de preguntarle el por qué de las mujeres en sus cuadros, a lo que Alberto le contestó.

-Cuando yo era apenas un niño de apenas 11 años de edad, vivía en una gran casa cerca del bosque, cierto día mientras estaba con mi hermana mayor de apenas dieciocho años, irrumpieron en mi hogar cinco personas encapuchadas, mi hermana solo logró meterme a una pequeña alacena que se encontraba debajo de las escaleras principales, ese día todos los domésticos y trabajadores de la casa se encontraban fuera, ya que ese día partiríamos con mi padre y mi madre al campo, a una pequeña cabaña que teníamos cerca de un rio, a mi padre se le hizo tarde en la oficina, y al tomarnos por sorpresa los tipos encapuchados, mi hermana me metió a empujones a la pequeña habitación diciéndome -Esto es solo un juego, para ganar te tienes que quedar aquí dentro hasta que ya no aguantes mas sin importar nada tienes que quedarte aquí-.

Dentro de aquel lugar, imperaba la oscuridad, solo entraba un rayo de luz por una rendija que me permitía ver el vestíbulo.

“Un hombre, al parecer el líder, abofeteó a mi madre y le preguntó que donde estaba lo acordado, mi madre con sollozos solo le decía que no tenía idea de lo que le preguntaba, el sujeto ya harto le dijo
–a ver si esto le regresa la memoria-, prosiguió desnudando a mi hermana mientras otros dos sujetos la sujetaban violando a mi hermana con brutalidad, esta al no poder hacer nada solo le gritaba que parara, que no siguiera, aun recuerdo las palabras exactas que se repetía una y otra vez.
–Esto solo es una pesadilla despertare en cualquier momento, esto solo es una pesadilla…-, mientras uno de los sujetos de una patada sofocó el habla de mi hermana dejando sus pulmones sin aire, el otro tipo le decía
–Calla perra y mejor disfruta del momento-
Mi madre hecha un mar de llanto se desmoronaba y les rogaba dejaran a su hija pues solo era una jovencita que no había hecho nada para hacer eso, el hombre irritado sacó un arma por debajo de su abrigo y disparó sin ton ni son sobre el cuerpo de mi hermana, el cuerpo sin vida cayó al suelo dejando un gran charco de sangre el sujeto se subió el pantalón y le dijo a mi madre,

-Quizá no lo merecían, pero le servirá de escarmiento a tu marido, para que se dé cuenta que nosotros no nos andamos con juegos-
terminando su breve discurso apunto el arma a la frente de mi madre jalo del gatillo y así arranco cruelmente la vida de la mujer más importante para mí.

Solo era un niño y vi frente a mí como violaban a mi hermana y como a ella y a mi madre las asesinaban, ¿Qué podía hacer?, solo salí del lugar en el que me encontraba, me recosté entre los dos cuerpos bañados en sangre y me quede dormido hasta que el sonido del mercedes de mi padre logró despertarme, corrí en dirección a él –Papá papá, mamá y Sofía se han ido-, le grité, mi padre me dijo que me quedara dentro del carro y corriendo entró a la casa, ya no supe que paso ese día, quede profundamente dormido y desperté en casa de unos tíos.

El tiempo transcurrió y yo no supe si todo había sido un sueño o algo parecido, jamás supe de mi padre, entre a la academia de arte a petición de mis tíos, un año antes de terminar la carrera se me comunicó que mi padre se había suicidado dos días después de la matanza en la casa, no le di tanta importancia y continúe centrándome en lo que me gustaba… el arte.

Desde entonces cada vez que pinto algo venido de mi mente tiene que haber siempre una imagen parecida”.

Esa fue la pregunta más personal que se le hizo al joven pintor esa noche, Alberto continuó perturbado por el cuestionamiento del periodista toda la madrugada de ese día y del siguiente, y en la búsqueda de un auto encuentro, llego a la cabaña donde se suponía iría con su familia ese trágico día. Como era común, llevaba un caballete, pinturas al oleo, pinceles y un bastidor, se dedico todo un día y una noche a dibujar.

Terminó su cuadro y se dio cuenta que ese era un cuadro diferente, se encontraba plasmado un paisaje nocturno, una luna llena postrada en lo más alto del oscuro cielo estrellado, con nubes claras y alargadas una que otra tapando la luz que llegaba a la tierra de la luna, estrellas que resaltaban aun con las nubes, un paisaje boscoso con frondosos árboles, un riachuelo al lado de una cabaña, un paisaje sumamente hipnotizante, al verlo con mayor atención se dio cuenta que el paisaje en si era la vista de la casa desde una ángulo que el ya la había visto, pero había un algo que la hacía mágica, y también se encontraba entre los árboles una figura de mujer, a diferencia de todas sus demás pinturas, esta se encontraba viva llena de un resplandor místico y embriagador, una mujer de piel blanca, rubia pero no tan clara, una mujer hermosa a la cual no se le podía ver bien su cara por la lejanía que aparentaba en la pintura, pero algo que destacaba aun con el efecto era la hermosura de sus ojos color avellana. Albertoo al verla supo que era de sus mejores obras, ahora se dirigió a su dormitorio a descansar, dejando la pintura sobre el caballete para que se secasen los oleos.

Pasaron 4 días y un guardia forestal encontró el inerte cuerpo de Alberto en la cabaña, degollado sin ojos y sin lengua, la sangre ya se había secado pero dejo rastros por todos lados de la sádica escena que había ocurrido días atrás, no había arma homicida ni huellas ni rastros de otra persona, ni nada que ayudase a esclarecer el caso del pintor asesinado, lo único que había de evidencia era la pintura que aun se encontraba en el caballete de frente al artista que le había dado vida días atrás, al parecer el cuadro seguía igual, en lugar de la figura de la mujer, se encontraba una mancha blanca como si nadie hubiese pintado nada en ese lugar, no había siquiera rastro de pintura en ese hueco…


21-22 de agosto, 2011 JB

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